
Estamos contemplando una situación que no se da en
muchos años. Se trata de la independencia de Cataluña, segregada de España como
si por arte de birlibirloque se pudiera hacer algo semejante y menos en estos
tiempos, en que se busca la unidad y la utilización mutua para mejorar.
Leo los comentarios de la gente en los artículos que se
escriben sobre esta materia, y se me ponen los pelos de punta cuando veo con
que sinrazón suicida piensan desgajar una parte importante del territorio
nacional, como si el rey pudiera dejar que cada cual tire por donde quiera,
como si de una juerga de borrachines se tratara.
No creo que llegue la sangre al río, pero si me malicio
que por las buenas estos tipos no van a querer hacer las cosas bien y que
tratarán de alarmar un máximo, para después poder negociar algo más provechoso
para ellos. Se entiende la clase
política que, en toda España
y de hecho en todos los lugares, se luce con las acrobacias políticas más
absurdas.
De momento, los ciudadanos de toda España se han visto
arrebatados por el vendaval en que nos tienen envueltos los “progres” por un
lado, y los mas cavernarios por otro. Como si el bien
hacer, la decencia, la honradez, el respeto y tantas buenas cosas como nos ha
traído el cristianismo fueran algo a extirpar, y
dejar a las patrañas nuevas que se posesiones del alma de los españoles, sobre
todo de los niños.
La religión es perseguida, criticada, objeto de burlas,
etc. Las cosas que pasan en todos los lugares de esta tierra nuestra, son más puestas bajo la lupa si se trata de la Iglesia Cristiana. No van en contra de ella, sino en contra del mismo Cristo
que nos dijo muy claramente: El que a vosotros oye,
a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha
a mí, desecha al que me envió. (Lucas 10:16).
En los lugares más evolucionados socialmente priva la corrupción más desatada, como en los de menos progreso. El progreso material,
siendo que el hombre ha de ejercer dominio sobre la tierra, se ha convertido en el peor de los libertinajes y el ser humano está prendido en estas redes
mortales. Tal como los hebreos
en el Sinaí.
Creo que no me equivoco si digo la famosa frase de Cicerón;
Delenda est Cataluña. De la forma en que marchan veremos movilizaciones
militares, y muchas más cosas que no gustarán a los que las vean. Tirar tanto
de la cuerda es romperla, y cuando se empieza el queso lo demás viene solo.
En este caso, y disculpen los más sabidos, puedo hacer la
predicción de que no se acabará sin sangre y sin muchas penalidades para todos.
El caprichito de ser independientes alegando pamplinas, y perjudicando a los
demás españoles que tienen tanto derecho
como los que viven allí, va a costar mucho
a España, aunque no creo que se deje que una parte tan importante de nuestro
territorio sea desgajado como si fuese el gajo de una naranjita. Nous verrons
déjà.