Las razas, no son las costumbres
Miles de familias padecen lo que se ha dado en llamar “la Crisis ” heredada de una pésima
gestión (como siempre pasa desde muy antiguo), y la tragedia para el que no la sufre
no pasa de una estadística, y una mejora para él de las condiciones laborales.
Hay muy pocos que escapen de la situación porque al reducirse el
consumo por causa del paro disparatado y de la deuda tan difícil de remontar
todos quedan afectados y buenos anteriores negocios tienen que cerrar.
Esta situación es una tragedia. El paro crece, ¿que decimos de
los que además de despedir a sus empleados (algunos de muchos años y amistad
personal y su gente de confianza). Tiene que repensarse su vida, porque los
garbanzos no los dan gratis los supermercados y tiendas de alimentación.
O de quien vive más o menos apaciblemente, porque alquila
locales o viviendas en las que tiene invertida su hacienda, y se los dejan sin
poder alquilar ni por la mitad del precio que antes cobraban. Estas gentes,
normalmente son jubilados o mujeres que salían adelante con sus alquileres, y
ahora solo tienen gastos que no saben como van a cubrir sin entradas.
Las hipotecas se ejecutan o se hace entrega en pago de la vivienda, por lo que
muchos son despojados miserablemente. Una estupidez, porque no los vende el
prestamista y se deja a intemperie a muchas buenas gentes. Gracias a Dios, en España la familia funciona y amortigua en
parte esos terribles apuros que son ruinas totales. Todos los días vemos
situaciones, que en ocasiones terminan con suicidios u otras calamidades.
Un país que consiente esta situación, ni es país ni nada que se
le parezca. Para eso ¿Qué objeto tiene el contrato social de Rousseau? La
situación política es mirada con mucho despecho y pesimismo por los ciudadanos,
y ellos mismos son los que consienten esta situación.
Si miramos a los países que han pasado por el socialismo, de una u otra clase, vemos
que han vuelto a la vida “normal” después de calamidades sin cuento. A pesar de
la historia y la experiencia, queremos seguir matándonos unos a otros y repetir
hasta el final la guerra del hombre contra el hombre. Thomas Hobbes tenía su razón, cuando decía que el hombre quiere lo que otro desea, y tal
contrapuesta situación deviene en guerra. Y así es.
El cristianismo con todas sus fallas y decepciones, es el único
que predica la paz y que cada uno se ocupe de sus cosas pacíficamente como decía
San Pablo. Por designio de Dios, no somos iguales. Pepe quiere a Juanita y esta
a su vez a Manolito que por cierto está prendado de Susana. Esto es lo que hay
en todo. Pretender una igualdad inexistente es de visionarios despistados, pero…
tampoco estas gigantescas desigualdades.
En un entorno tan degradado, es muy difícil que alguien consiga
llegar a la auto satisfacción personal si no abraza el camino de Jesús. ¿No
queremos? ¡Hagamos la guerra! Y a quejarnos y preguntarnos en esa terrible tesitura
¿Dónde está Dios?
¡Que pregunta! ¡Pues lo tenemos bien cerca, pero lo despreciamos
como animales irracionales! ¿Qué se le va a hacer? Queremos que Dios sea un “demiurgo”
que nos dé las cosas como la Lámpara
de Aladino. Y cuando las queremos. ¡Pues adelante hacia la destrucción!
AMDG
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