Bombardeo de Cabra (Córdoba)
Señores catalanistas; ustedes me han hecho mucho daño. En primer lugar han conseguido que los demás españoles, que tanto les han admirado siempre, se sientan despreciados por ustedes, cosa que no me gusta nada porque todos son mis compatriotas y me duele lo que perjudique a su dignidad y su paz.
A mí me han hecho albergar sentimientos de hostilidad hacia lo catalán nacionalista, y esto también me perjudica, porque como español y cristiano me hacen sufrir esos desprecios y esas actitudes. Y no me gusta albergar sentimientos hostiles hacia nadie. Ustedes nos humillan cada día con sus desprecios hacia lo español, y sus propias arrogancias. No se extrañen si producen en el español normal el "cabreo" correspondiente.
Ya hay quien no compra productos catalanes, y menos mal que los demás si lo hacemos, sin distinguir, porque todo es español. Y se encuentra a muchos que ya odian lo catalanista, porque sus familias en Cataluña sufren persecución por su idioma.
Conozco a un amigo que se instaló allí hace muchos años, y en el trabajo que consiguió le dijeron tal que así: si puede usted hablar en catalán, aprendiendo, sería bueno pues nos gusta nuestro idioma; pero nada de forzar, porque todos saben hablar español. Eso es estímulo y tolerancia y no como ahora.
Para segregarse nos tienen que humillar, y eso el español lo ve muy difícil de tragar, ya que somos pacíficos y ovejunos, pero la ira se levanta contra lo que nos humilla descaradamente con desprecio y deshonor. Y sucederá como se decía de los soldados de los tercios de Flandes, muchos de ellos catalanes, como los había de todas partes de España.
Todo lo soportan
en cualquier asalto
Solo no soportan
que les hablen alto.
La experiencia de Companys debe hacernos pensar a todos. Sería horrible un enfrentamiento entre hermanos como sucedió en el año 1936. Solo produjo sangre y destrucción, junto a sufrimientos y barbarie. No repitamos la misma tontería que tanto nos costó.
Es sano que haya entre muchas formas de pensar, que algunos sientan un amor extremo hacia su tierra que es de lo más legítimo, pero soñar con expandirse a costa de otros connacionales o extranjeros, que no lo consentirían ni por pienso, es una aventura que terminaría con la secesión perjudicante a más no poder, o el estallido de una pústula que crece cada día de humillación para unos y arrogancia insoportable por parte de ustedes.
Volvamos a la sensatez, y no provoquemos entre todos la catástrofe, que sin duda se aproxima a medida que los gobiernos débiles de España cedan y cedan, hasta que reviente la “burbuja independentista. Luego llega el señor con bigote y sable, y ese pone las cosas en su lugar, pero a precio de sangre. Sangre provocada por ustedes mismos. Es que esas actitudes no van con el espiritu catalán de tolerancia, y saber estar con todos.
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