lunes, 29 de octubre de 2012

¿AUSTERIDAD? ¡PARA OTRO!

Alejandro y Diógenes Laercio 

Lo que queremos no es un trabajo, sino una "colocación digna" Y a vivir: botellón, amor libre sin responsabilidad, y nada de complicaciones. A pesar de que la gente parece politizada, solo es chafardera,  envidiosa, y muy hipócrita. No solo los grandes.

Esta es una sociedad en donde los chicos y grandes, quieren vivir sin una sola dificultad en sus vidas. Todo ha de ser éxito y bonanza. Así fabricamos seres débiles, que al menor viento de dificultad se doblan hasta partirse. Todo son quejas y sentirse frustrado con el propio rostro, con la complexión corporal, con la mayor o menor inteligencia, y sobre todo tenemos terror a la competencia y a tener que vivir sobriamente.

Se pide a los dirigentes y con razón que sean austeros y dignos, pero lo que se envidia es el dinero y lo que se puede comprar con dinero: Honores prelacías, poder, almas de hombres... ¡Quién estuviera en su lugar para llevarme mucho más.

Lo que parecía que nos iba a redimir (la técnica) se convierte en la mayor esclavizante. Abortos fáciles, pastillas para todo, lo mismo da que sea para vivir o para matar, chismes musiqueros, teles, costumbres que todo el mundo ve bien (menos cuando caen por su casa) aunque ellos digan que “así es la vida”. La decepción la llevan dentro.

¿Como le vamos a decir a un estudiante que estudie y lea, cuando está sumergido en la batahola de Tele, Internet, con todo a su alcance. Una mujer solo es considerada como objeto de placer, así como un hombre para las mujeres.

Se puede ser más estúpido pero hay que estudiar mucho para ello. Hablo de tontos estudiados. Los otros son plastilina en manos de los medios y los creativos.

Una firma hizo una encuesta para saber si los padres sabían donde estaban sus hijos y la mayor parte (de los hijos) contestó que no sabían donde estaban sus padres. Y eso, creo que es del año 70 o por ahí. Así se aumenta la incredulidad, y la corrupción de las costumbres cristianas, las más nobles de las relaciones humanas.

Esto es lo que hay, y no tiene visos de acabar sino de crecer. ¡Hay tantos SOMA a la disposición de los chicos! Nada de hacer su cama; ¡que la haga la abuela! Llevar los platos de la mesa a la cocina ¿para qué están las madres y los abuelos? Los jóvenes sean consentidos y vivan cómodos, no sea que se traumaticen.

¿Malas notas? ¡Se va a enterar mi profesor! ¿Que suspenden los alumnos? ¡Que les den pomada! ¡Enseñémosle guarradas, y demos la posibilidad de que un profesor se acueste con la alumna, aunque esta tenga trece años! ¡Libertad! Decía Lenin, pero no estando él en el mando. ¡Faltaría más! ¿Libertad? decía después ¿Para qué?

 Y mientras en China, paraíso del proletariado, subsistiendo con cuatro perras, y unos desfiles militares  que representan que hay mucha “mili”. Huelgas y manifestaciones por doquier… en Occidente. ¡A mí no me quitan nada de mis derechos! ¡Algaradas! aunque se caiga la Luna.

“Antes partidos que doblados” Muletillas por doquier. Nadie aboga por una sobriedad, que no tiene nada que ver con miseria. ¿Bienestar usando medios cristianos? ¡Calle usted hombre! Queremos hacerlo mal… y que nos salga bien. Y así todo.

¿A donde vamos? Ya me lo dirán ustedes, que saben tanto. De momento a perjudicar a la Iglesia Cristiana de cualquier observancia, porque el que estorba es Dios, que ya es la único vallado entre su propia ira que todo lo observa, y la indiferencia, cuando no la hostilidad de todos contra los cristianos.

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