jueves, 25 de julio de 2013

TODO TRASTOCADO POR EL DINERO

Dibujo del Forges

Las gentes todas han devenido en negociantes, y el sistema corrupto del mundo ha captado a todos para su método y su filosofía de las cosas. Hoy lo que vale es el dinero (nada nuevo) y las cosas que se pueden comprar con dinero, (que en este mundo es todo, pues todo está sometido al poder del dinero). Joyas, honores, prelacías, almas de hombres.

Todos han sido atrapados en el agitado remolino de las transacciones, cosa que no se corresponde con las legítimas aspiraciones del hombre medianamente ético, ni con la genuina vocación de las personas rectas. Pero es un sistema irresistible e irresistido. Además, ¿quien quiere resistirlo? ¿Quién no quiere participar en él? Los que no pueden y quedan excluidos de una u otra manera, se sienten fracasados.

Hoy, mujeres y hombres corren como orates en pos del mundo y del dinero. Se burlan y ridiculizan a los pocos y raros que no marchan con ellos en esta siniestra y fatal «carrera de las ratas». Son ya esclavos y han servido a un «dios» al que ya no pueden abandonar, y tienen que ir tras él. Y naturalmente se creen “libres”

Todo está trastocado. Solo un pequeño número de cristianos ha comprendido la malicia implícita en este estado de cosas, y han movilizado hasta donde alcanzan su ética y su esperanza viva contra esta insidiosa situación. No es vana lucha, pues es de Dios, pero es casi imperceptible en el mare mágnum de la vida cotidiana. Para el mundo pasan casi inadvertidos ellos y sus llamadas y si alguien se para a escucharles al final exclama ¡Bah, son idiotas!

Pero aunque no sean los más ricos o famosos, estos irreductibles son los «siete mil» que no han doblado su rodilla ante Baal y no han besado su frente. Son el remanente de Dios en este mundo corrompido.

Se admira por todos, la integridad y el bien hacer. Se les exige a los políticos y a otros grandes responsables, pero lo que se envidia y se respeta es el enriquecimiento monstruoso y al falto de escrúpulos y moral para conseguirlo; ¡Ese sí que es un tío listo!

Todo el mundo protesta contra la corrupción cuando no puede practicarla de forma segura, masiva y rápida, pero todos quisieran poder hacer lo mismo, porque lo harían de tener la ocasión propicia. ¡El amor, la solidaridad! ¡Bonitas palabras!

El afán de las cosas materiales, el lujo insultante y la exhibición indecente de riqueza y derroche no es tan solo cuestión de manejar dinero que siempre se ha hecho. El dinero es muy buen servidor, pero muy mal amo y engendra con su maligno poder unos afanes que conspiran contra la estabilidad mental y espiritual de cualquier persona.

Porque contra Dios, hay detrás de este sistema una presencia real, que impulsa irresistiblemente a los hombres, apartándolos de su verdadero camino y todos corren, sin advertirlo y dolorosamente, en la búsqueda ansiosa del éxito, del reconocimiento social, del dinero y del poder. Robando, trabajando en jornadas agotadoras y degradantes para el espíritu y la mente, envileciéndose de muchas maneras. Todo para ganar más, consumir más, derrochar más.


AMDG