sábado, 24 de septiembre de 2011

DERECHA, IZQUIERDA ¿QUÉ MÁS DA?

 

Me placería estar de acuerdo con las izquierdas, a las que de forma natural, pertenezco como cristiano. La mejora o redención de las personas postergadas o limitadas por sus culturas, es siempre mi objetivo.

No estoy de acuerdo con los métodos que se emplean para obtener semejante logro, pero queda claro que cuesta y ha costado millones de atropellos, con mortandad incluida de las gentes pasivas o contrarias a estos intentos. O sea que ha fracasado siempre a costa de genocidios y otros métodos.

Debería haber un partido socialista que, de forma natural, representase la sensibilidad de los distintos grupos sociales o intelectuales. El problema es que, sea en dictadura o en aparente democracia (que es otra clase de dictadura), la corrupción es simplemente común, más o menos, a todos los sistemas políticos.

La democracia, bien llevada, si bien espiritualmente resulta un “emplaste”, por lo menos deja respirar a las gentes. Mejor que una dictadura, porque si esta es dura, es opresiva y si es “dicta blanda” tiene sus días contados. Así es la naturaleza de las cosas y los humanos. El sentido común, no abunda entre los bípedos que somos los seres humanos que, en vez de pensar y argumentar razones, embestimos al oponente.

Pío Moa deja bien claro la clase de seres que somos, en un artículo realmente sincero y acertado. La Segunda República tuvo ocasión de actuar con prudencia y sin prisas (hubiera durado mucho sin las extravagancias que cometió), en la transformación de la sociedad tomando medidas justas y controlando a sus parciales, de manera que poco a poco hubiesen transformado todo de forma natural, real y “democrática”, tal como decían y dicen.

¿Que la derecha era egoísta y opresora? Claro está. Esa es la postura de quien con convicciones cristianas, las utiliza para sus propios designios tal vez fruto de la rutina y del abuso de la posición. Pero ¿Qué diferencia hay con lo de ahora? Antes eran los malos ricachones, ahora son los politicastros a los que tanto les gusta el lujo. ¡Viva el lujo y quien lo trujo! Es la canción y deseo de todos.

¿Esta era la solución? Sueldos enormes, la más absoluta inopia ante los deseos, carencias, y problemas del Pueblo (de todo el Pueblo), y en lugar de igualar por la excelencia, pretenden igualar por los peores modos y ineducación de las gentes. Es natural que la mayoría prefiera los señuelos del engaño, a las verdades que hacen habilitar las soluciones adecuadas. Ni dirigentes ni dirigidos son inocentes.

Ahora, está pervertida toda opción de espiritualidad, que vaga por los regueros más bajos de la conciencia nacional, y donde todos se suponen catedráticos en temas en los cuales ni siquiera han entrado, sino que se han dejado llevar por la acción mediática más baja y estulta, y adonde se agrupan millones de personas haciendo al medio floreciente, y malformando conciencias y costumbres.

Esta es la situación, con todos enzarzados en andarse por las ramas de las tertulias, en las que demuestran lo listos y famosos que son, pero no se van a la raíz de los males. Y esta es la poca fe de las gentes en una trascendencia vital.

Dios es burlado, pero dice un pasaje bíblico: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. (Gálatas 6:7,8,9,10) Ese es el camino; Cristo.

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