martes, 15 de noviembre de 2011

TERTULIAS Y DEMÁS TRIFULCAS





Con motivo o si él surgen por todos los medios de comunicación numerosas tertulias televisivas y radiadas que tratan desde diferentes prismas debatir temas políticos con más o menos acierto.

En ellas se pretende defender las posiciones de cada cual y de forma muchas veces de forma intespetuosa e irrespetuosa. Es tremendo como se sostienen posturas indefendibles con un tesón y una falta de convicción que se esconden en unas ironías, unas mentiras, y unos gestos indignos de los que los hacen, ya que representan mal o bien al pueblo español.

Es evidente que estamos en la ruina y que las clases más perjudicadas son los pequeños industriales y los trabajadores, aunque todos participan en esta escenificación de la insensatez más estúpida, que hace que muchos voten o defiendan asuntos y cosas que ya saben ellos que no son ni más ni menos que barbaridades.

Lo que realmente desea cualquier cabeza sana es defender la inteligencia, la inventiva, el respeto, la iniciativa y la honradez, que en todos los lugares donde hay socialismo han sido extirpadas y manipuladas. Los repetidos fracasos que cosecha esta ideología en todos los terrenos, no desaniman a tantos que, o son ignorantes o saben demasiado.

De todos modos, es inútil disuadir a nadie de sus propias inclinaciones. Cualquiera dirá que yo tengo las mías, y tal vez es verdad, pero con matices que son decisivos. Yo tengo la convicción de que hay para todos y en abundancia.

El País o la Nación (con perdón), lo puede hacer y no solo con sus nacionales, sino con muchos que están siendo abandonados a su suerte mientras que los occidentales arrogantes, nos creemos que el mundo solo es nuestro y los demás que revienten.
Voté en sus principios a un PSOE, porque aparecían gentes que parecía que iban a resolver muchas cosas, y traer libertad y claridad a la cuestión ciudadana. La decepción ha sido terrible. No voto a nadie porque me guste o no, sino porque no vuelva a gobernar el socialismo.

No es tampoco capaz de destinar fondos para ayuda a las gentes necesitadas, y se escudan en los subsidios estravagantes que no tienen otra finalidad que asegurar votos para su eterna permanencia. Yo quiero un socialismo con poder de verdad, y que convenza de que son mejores que los otros.  Que respete lo que hay, y trate de modificarlo para mejor, respetando la libertad de todos. De los suyos y de los demás. O sea, gobernar para todos.

No ha sido así hasta ahora, y compruebo que cuando tienen en sus manos el poder, hacen de su capa un sayo, y cuando pierden unas elecciones es la hora de azuzar a los elementos "habituales", para entorpecer y provocar caos y lucha, en vez de paz y progreso. Siempre amenazantes, nunca colaboradores, que por cierto eso es lo que achacan a los demás a pesar de las evidencias en contra.

Hace falta un partido de izquierdas fuerte y sólido, con patriotismo y con honradez, para ser el regulador de las libertades, y no para establecer una forma de vida en los que aplasta la libertad, y establece la mentira y la quimera de que el fin justifica los medios.

El fin es cercenar la libertad individual y la propiedad del que ha luchado con más o menos sana ambición de prosperar, y de hacer prosperar por consecuencia el de todos los españoles. Solo hay que mirar a las naciones que necesitan ser rescatadas. Socialistas todas, menos Italia regida por Berlusconi, el gran amoroso. 

Se acercan unas elecciones, que prometen que personas coherentes y preparadas puedan enmendar la situación. Cuando lo consigan, ya vendrá de nuevo quien se dedique a quebrar la débil economía, so pretexto de la igualdad, enseñanza, etc. o unas pretendidas "libertades" de sexo, matrimonios, y sobre todo, darle caña a la Iglesia Católica a la que le tienen ganas. ¡Con lo fácil que es dejar que cada uno sea como quiere… incluso ellos! De libertades ya gozamos con todos más o menos.

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