domingo, 25 de diciembre de 2011

FEAS Y GUAPAS ¿QUÉ MÁS DA?




Feas o guapas ¿Qué más da? Y es que la verdad es que son atractivas, aunque eso no es lo determinante, pero se les nota un señorío y un saber estar muy notable. Las tías estas valen, y punto. Y los tipos que van de ministros de ministros también. Y Soraya es mi niña bonita (en clase de Jefa, por supuesto)

Recuerden la foto en la puerta de la Moncloa. Y la ministra "valenciana" saltándose las leyes por donde quería. Otra viajando a todo tren, otros atracándose, cuando deberían ser ejemplo para todos de cómo, con austeridad, se demuestra de parte de quien está uno.

Ahora, como los demás conmilitones, ya están "colocados", mientras las gentes pasando más fatigas que un “gato con ceguera”. Parece que el socialismo no funciona… y no se dan cuenta... ¿o sí?

Ni socialismo ni nada. Una izquierda seria, no contaminada de cominerías propias de gañán, y que no trata de manipular a las gentes más ignorantes.

Una izquierda civilizada, que sepa hacer frente a los desacatos de los más poderosos, que sea capaz de convenir contratos ventajosos sin romper la capacidad de funcionamiento y competitividad de las empresas, y que sepa reivindicar beneficios cuando los haya, en proporciones justas o por lo menos razonables.

Que represente decentemente los intereses de los trabajadores y clases depauperadas y ¡ya está! Que no pretenda un poder político sin saber lo que se hace, y que no arruine continuamente los países adonde se afinca.

Que sepa enseñar al pueblo; no es con invectivas ni desgarros de la moral, como se consigue una mayor igualdad, que sepa estimular a todos a la excelencia y al buen hacer. Es decir, una cultura cívica. Así, se establece realmente la igualdad de oportunidades. Unas naciones dignas de respeto.

No somos todos unos talentos, para destacar en un capitalismo salvaje, pero no somos chuchos que se conformen con las migajas de los banquetes de otros. Todos tienen derecho y deber de ser lo más útiles posible a su nación y sociedad.

Que sepa ser austera, que domine su parcela sin amenazas y sin rencores, sino que haga que todos nos esforcemos por ser mejores y más cultos, porque un pueblo culto no admite dictadores ni la anarquía, sino una administración de los bienes, regulados por la moral y la tan cacareada ética. La única a aportar es la cercanía y entendimiento entre todos.

Una izquierda que respete las sensibilidades de los demás, que no han de ser las mismas en todos, ya que en cada ser habita una ética y unos sentimientos distintos. Quien quiere a Pepita, resulta que no es querido de ella, y Pepita tal vez se muere de amores por Juan, al que le gusta Luisa. Y así.

Esa es la sal de la vida, y no hay por qué cambiar lo que no es cambiable, en nombre de unos principios alocados y tan imposibles de cambiar como sucedió a la URSS., y al final de tantos sacrificios, tanta opresión, tanta crueldad, nadie la ha tocado, ni nadie la ha ofendido.

Pero aquí estamos en la ruina más inclemente, y ¡¡¡les votan!!! ¿Qué se le va a hacer? Esto es lo que hay. Y hablar de bonitas y feas, por favor ¡un estilo hasta para defecar! Solo su decoro y su presencia, da sensación de confianza en las nuevas ministras.

Para algunos los estilos anteriores les parecerán el “no va más” de lo elegante, pero no es ni más ni menos que una exhibición con ropas caras, de lo que no se tiene en la persona. No lo digo por todas. Siempre hay quien se eleva de nivel y quien se queda en lo más grosero y más ramplón.

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